miércoles, 2 de enero de 2013

ENTREGA DE REGALOS 24 DE DICIEMBRE 2012































OBRA DE TEATRO







































OBRA DE TEATRO

Primera Escena
Narrador: Dos vecinas una se llama Nancy y la otra se llama Marta, esta ultima es cristiana; Marta visita a su vecina y ella le comienza a contar sus problemas; mientras Joel su hijo juega atentamente escuchando  la conversación. Marta llega a la casa de Nancy y toca…

Marta: Buenas tardes, Señora Nancy; Dios le bendiga!; ¿cómo estás?
Nancy: Bueno ahí…, pero siga.
Marta: Y qué le pasa? porque tiene ese semblante?
Nancy: Usted sabe la situación, mi esposo no trae lo suficiente y no hay mucho que comer.
Marta: Este mercadito me lo dieron en la iglesia, pero sentí que debía traérselo a Usted.
Nancy: Gracias (casi llorando)
Marta: Gracias a Dios! Nancy porque El es Grande y Poderoso; crea en Él y pida en oración en el nombre de Jesús que Dios le dará conforme a su voluntad.

Narrador: Joel escucho la conversación de su madre con la Sra Marta, inquietado con las palabras que ella le dijo a su madre “Dios le dará”.
Y horas más tarde al acostarse…

Joel: (Arrodillado en su cama oraba), Papito Dios ¿me escuchas?, si me escuchas; bueno, creo que me debes escuchar; según lo que dice la señora Marta tu nos escuchas y lo que la Maestra de la iglesia  donde me lleva la señora Marta los domingos, dice que orar es hablar contigo y que tú me escuchas; por eso hoy vengo a pedirte que le des dinero a mi papi, para que halla que comer; porque sabes nosotros no tenemos plata; bueno Papito Dios!, porque será que nosotros somos pobres? Y sabes quisiera no sentirme hablando solo, quisiera que me respondieras…

Narrador: En ese momento se durmió Joel… En sueños un Ángel lo despertó y le dijo:

El Ángel: Despierta Joel, no temas, el Señor ha escuchado tu oración y ha estado atento a tu obediencia. Te mostraré la provisión más grande de Dios a nuestra vida.
Dios envió al ángel Gabriel a Nazaret, pueblo de Galilea, que hoy es el país de Israel a visitar a una joven virgen comprometida para casarse con un hombre que se llamaba José, descendiente de David, Rey de Israel. La virgen se llamaba María.

El Ángel Gabriel:  ¡Te saludo, tú que has recibido el favor de Dios! El Señor está contigo.

Narrador: Ante estas palabras, María se perturbó, y se preguntaba
¿qué podría significar este saludo?

El Ángel Gabriel: No tengas miedo, María; Dios te ha concedido su favor, Concebirás y
darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Él será un gran hombre, y lo llamarán Hijo
del Altísimo. Dios el Señor le dará el trono de su padre David, y reinará sobre el pueblo de
Jacob para siempre. Su reinado no tendrá fin.


María: ¿Cómo podrá suceder esto, puesto que soy virgen?

El Ángel Gabriel: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su
sombra.
Así que al Santo niño que va a nacer lo llamarán Hijo de Dios.  También tu parienta Elizabeth
va a tener un hijo en su vejez; de hecho, la que decía que era estéril ya está en el sexto mes de
embarazo. Porque para Dios no hay nada imposible.

María: Aquí tienes a la sierva del Señor.  Que él haga conmigo como me has dicho.

Narrador: Después de esto, el ángel la dejó.
A los pocos días María emprendió el viaje y se fue de prisa a un pueblo en la región
montañosa de Judea.  Al llegar, entró en casa de Zacarías sacerdote de Dios y saludó a su
prima Elizabeth, la cual Estaba embarazada desde hacía seis meses, de quien seria Juan el 
Bautista. Tan pronto como Elizabeth oyó el saludo de María, la criatura saltó en su vientre.
Entonces Elizabeth, llena del Espíritu Santo, Dijo:

Elizabeth:¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el hijo que darás a luz! Pero, ¿cómo es
esto, que la madre de mi Señor venga a verme?
Te digo que tan pronto como llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de alegría
La criatura que llevo en el vientre.
¡Dichosa tú que has creído, porque lo que el Señor te ha dicho se cumplirá!

María: Mi alma glorifica al Señor, y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador,
Porque se ha dignado fijarse en su humilde sierva.
Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho
grandes cosas por mí. ¡Santo es su nombre!

El ángel: María se quedó con Elizabeth unos tres meses y luego regresó a su casa.  
María, estaba comprometida para casarse con José, pero antes de unirse a él, resultó que
estaba embarazada por Obra del Espíritu Santo.

Narrador: En el tiempo en que María estuvo donde Elizabeth, José que  era un hombre justo
y no quería exponerla a vergüenza pública, resolvió separarse de ella en secreto.
Pero cuando él estaba considerando hacerlo, se le apareció en sueños un ángel del Señor y 
le dijo:

Ángel 1: José, hijo de David, no temas recibir a María por esposa, porque ella ha concebido
 por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él 
salvará a su pueblo de sus pecados.

Narrador: Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había dicho por medio
del profeta.
Concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamarán Emanuel» (que significa «Dios con 
nosotros»).  
Cuando José se despertó, hizo lo que el ángel del Señor le había mandado y
Recibió a María por esposa. Y cuido de ella hasta que dio a luz un hijo, a quien le puso por 
nombre Jesús.

El Ángel: Joel, Así  como José y María fueron obedientes y confiaron en Dios, así deben ser todas las personas; tu Joel siempre se obediente a tus padres y tus mayores  porque Dios se agrada  de esto; y confía en Dios que lo que le pidas con tu corazón en el nombre de Jesús El te lo dará. Porque para Dios no hay nada imposible.



Segunda Escena

Narrador: Por aquellos días Augusto César era el Emperador de Roma, decretó que se
levantara un Censo en todo el Imperio. Así que iban todos a inscribirse, cada cual a su propio
pueblo. También José, se fue de Nazaret y descendió a Belén de Judea, la Ciudad de Rey 
David, para inscribirse junto con María su esposa. Ya que él era de ahí.

Centurión en la plaza: Por decreto del Emperador Augusto Cesar, se ordena un 
empadronamiento de cada habitante del reino, cada uno diríjase a su ciudad de nacimiento 
y esperen a ser censados ahí.

José: María, tenemos que salir hacia Belén que es mi lugar de origen.
María: Pero en mi estado?
José: Si hay que cumplir el decreto, arreglare el transporte para salir mañana temprano,
porque tenemos que ir despacio.
María: Esta bien, arreglare mis cosas

El Ángel: María y José iban hacia Belén muy despacio por el estado de ella.
Al  llegar a Belén, comenzaron a buscar posada, pero ya la ciudad estaba llena de habitante 
y no había alojamiento para ellos.
En estos momentos le llego el tiempo del parto a María.

José: que pasa María, que tienes
María: Parece que llego la hora José

El Ángel: de pronto alguien le sugirió a José que a la salida del pueblo había una pesebrera
en donde se podían quedar.

José: María, vamos a esa pesebrera, haya podrás dar a luz
María: Vamos José, Ayúdame

El Angel: Ellos llegaron a la pesebrera y José ayuda a María en la labores del parto.
Ahí dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en el pesebre, porque no
 había lugar para ellos en la posada la ciudad.

El Ángel: Joel aunque sientas que haya problemas y no sepas para donde ir, recuerda que Dios está contigo y que si le hablas, El te escuchará y te dará la victoria.


Tercera Escena

Narrador: En esa misma región había unos pastores que pasaban la noche en el campo,
 turnándose Para cuidar sus rebaños. Sucedió que un ángel del Señor se les apareció. 
La gloria del Señor los Envolvió en su luz, y se llenaron de temor.

Angel 2: No tengáis miedo. Mirad que os traigo buenas noticias que serán motivo de mucha
alegría para todo el pueblo.
Hoy os ha nacido en la ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor. Esto os 
servirá de señal: Encontraréis a un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.

El Angel: De repente apareció una multitud de ángeles del cielo, que alababan a Dios y
 decían:

Coro de ángeles: Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los que gozan de su 
buena voluntad.

El Angel: Cuando los ángeles se fueron al cielo, los pastores se dijeron unos a otros:

Los Pastores: Vamos a Belén, a ver esto que ha pasado y que el Señor nos ha dado a
conocer.

El Angel: Así que fueron de prisa y encontraron a María y a José, y al niño que estaba
acostado en el pesebre. Cuando vieron al niño, contaron lo que les habían dicho acerca de él,
y cuantos lo oyeron se asombraron de lo que los pastores decían. María, por su parte, 
guardaba todas estas cosas en su corazón y meditaba acerca de ellas.

Narrador: Los pastores regresaron glorificando y alabando a Dios por lo que habían visto y 
oído, pues todo sucedió tal como se les había dicho.
Cuando se cumplieron los ocho días y fueron a circuncidar al niño, lo llamaron Jesús, nombre
que el ángel le había puesto antes de que fuera concebido.
Así mismo, cuando se cumplió el tiempo en que según la ley de Moisés, ellos debían
 purificarse, José y María llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor.
Así cumplieron con lo que en la ley del Señor está escrito:
“Todo varón primogénito será consagrado al Señor”.
También ofreciendo un sacrificio conforme a lo que la ley del Señor dice:
“Un par de tórtolas o dos pichones de paloma”.

Ahora bien, en Jerusalén había un hombre llamado Simeón, que era justo y devoto, y
aguardaba con esperanza la salvación de Israel. El Espíritu Santo estaba con él y le había
revelado que no moriría sin antes ver al Cristo el Señor.
Movido por el Espíritu, fue al templo. Cuando al niño Jesús lo llevaron sus padres para cumplir
con la costumbre establecida por la ley, Simeón lo tomó en sus brazos y bendijo a Dios.

Después de nacer Jesús en Belén de Judea, en tiempos del rey Herodes, he aquí llegaron a
Jerusalén unos sabios procedentes del Oriente.

Sabios: ¿Dónde está el que ha nacido rey de los judíos?  Vimos salir su estrella y hemos 
venido a adorarlo.

El Ángel: ¡Cuando lo oyó el rey Herodes, se turbó, y toda Jerusalén con él.
Así que convocó de entre el pueblo a todos los jefes de los sacerdotes y maestros de la ley, 
y les preguntó dónde había de nacer el Cristo.

Sacerdotes : En Belén de Judea, porque esto es lo que ha escrito el profeta:
Maestro de la Ley “Pero tú, Belén, en la tierra de Judá, de ninguna manera eres la menor
entre los principales de Judá; porque de ti saldrá un príncipe que será el pastor de mi pueblo
Israel.”

El Ángel: Luego Herodes llamó en secreto a los sabios y se enteró por ellos del tiempo
exacto en que Había aparecido la estrella. Les envió a Belén.

Herodes: Id e informaros bien acerca de ese niño y, tan pronto como le encontréis, informadme a mí
para que también vaya yo y le adore.

Narrador: Después de oír al rey, siguieron su camino, y sucedió que la estrella que habían 
visto salir Iba delante de ellos hasta que se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño.
Al ver la estrella, se llenaron de alegría. Cuando llegaron a la casa, vieron al niño con María, 
su madre y postrándose le adoraron. Abrieron sus cofres y le presentaron como regalos oro,
incienso y mirra.
Entonces, advertidos en sueños de que no volvieran a Herodes, regresaron a su tierra por otro
camino.
Cuando ya se habían ido, he aquí un ángel del Señor se le apareció en sueños a José

Ángel 3: Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allí hasta que yo te 
avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.

El Ángel: Así que se levantó cuando todavía era de noche, tomó al niño y a su madre, y partió para Egipto, donde permaneció hasta la muerte de Herodes.

Narrador: De este modo se cumplió lo que el Señor había dicho por medio del profeta: “De Egipto llamé a mi hijo” Cuando Herodes se dio cuenta de que los sabios se habían burlado de él, se enfureció y mandó matar a todos los niños menores de dos años en Belén y en sus alrededores, de acuerdo con el tiempo que había averiguado de los sabios.
Entonces se cumplió lo dicho por el profeta Jeremías:
“Se oye un grito en Ramá, llanto y gran lamentación; es Raquel, que llora por sus hijos y no
quiere ser consolada; ¡sus hijos ya no existen!”
Después de la muerte de Herodes, he aquí un ángel del Señor se le apareció en sueños a 
José en Egipto.

Angel 4: Levántate, toma al niño y a su madre, y vete a la tierra de Israel, porque ya murieron los que amenazaban con quitarle la vida al niño.”

Narrador: Así que se levantó José, tomó al niño y a su madre, y regresó a la tierra de Israel.
Pero al oír que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir 
allá.
Advertido por Dios en sueños, se retiró a la región de Galilea, y fue a vivir en un pueblo llamado Nazaret. Con esto se cumplió lo dicho por los profetas: «Será llamado nazareno.»
El niño crecía y se fortalecía; progresaba en sabiduría, y la gracia de Dios lo acompañaba.
Los padres de Jesús subían todos los años a Jerusalén para la fiesta de la Pascua.

El Ángel: Recuerda Joel a Dios le gusta que le adoren

Joel: y que es que le adoren?

El Ángel: Adorar es decirle desde tu corazón lo hermoso que es El y lo agradecido que tu estas con lo que Él ha hecho.

Joel: Y como lo hago?

El Ángel: Puedes cantarle alabanzas como los ángeles lo hicieron cuando se le presentaron a los pastores, o puedes hablarle y decirle cosas hermosas como cuando Simeón que dio bendiciones cuando vio a Jesús, tu puedes decirle cosas bellas que salgan de tu corazón hacia Dios.
Dios  te ama Joel, el tiene cuidado de tu vida y suple todas tus necesidades, el proveerá para tu hogar

Y su madre lo despierta…

Joel: Mamá, Dios está con nosotros, y el nos dará todo lo que nos haga falta, ten confianza en El.


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