jueves, 4 de julio de 2013

ENSEÑANDO COMO JESÚS

No es el discípulo superior al maestro; pero todo discípulo será perfecto, como sea semejante al maestro.
Lucas 6:40

INTRODUCCIÓN
Los métodos de aprendizaje que utilizaba el Señor son diferentes a los que se practican hoy en día en el aula. Existen varias razones para enseñar esto. Veremos algunas:

1. El no utilizaba siempre una clase.
2. No se regía a una limitación previa de tiempo para enseñar.
3. Su enseñanza surgía de manera espontánea.
4. La preparación de la lección estaba en la oración.
5. Las actividades de aprendizaje eran actos de la vida real.

Esta marcada diferencia no limita a que aprendamos del Maestro y se aplique a nuestra vivencia.

I. COMO ENSEÑABA JESÚS
Jesús se comunicaba con personas de diferente clase social y cultura; sus alumnos eran pescadores, cobradores de impuestos, prostitutas, religiosos, gobernantes, etc. Su vocabulario era sencillo, con
unción; sus palabras eran espíritu y vida, su mensaje era simple, muy profundo y con poder.  Todas las lecciones adaptadas a la necesidad. De la misma manera hoy, el maestro necesita de la unción y cambiar,
si es necesario, el plan del día por la necesidad del alumno. Su enseñanza se adaptó a la clase de discípulo que le escuchó. Reconocía a sus alumnos por sus diferencias individuales, que la capacidad de aprendizaje variaba de uno a otro; algunos se interesaban en conocer más mientras que otros eran indiferentes, había preguntones y otros callados. Jesús enseñó considerando que cada alumno era único y diferente de los demás.

II. PRINCIPIOS DE ENSEÑANZA APLICADOS POR JESÚS
Es necesario establecer un punto de contacto entre el discípulo y el maestro. Para lograrlo, El Señor utilizó diferentes principios y métodos, dentro de los cuales podemos mencionar:

1. La sorpresa: los alumnos no sabían qué enseñaría el Maestro, estaban a la espera de algo nuevo y efectivo; por ejemplo, no esperaban conocer del impuesto, pero aprovechó la oportunidad para enseñarles sobre ello (Mt. 17:24-27).

2. La variedad: sus temas eran diferentes, no se repetían; su programa del día era variado, cambiaba de métodos; por ejemplo, el capítulo 17 de Mateo nos ilustra que enseñó en un monte alto, se transfiguró delante de sus discípulos, muestra a Moisés y a Elías, se escucha la voz del Padre, los discípulos tienen oportunidad de
formular preguntas, da oportunidad a ejercer el poder delegado, cambia de lugar, va de un monte a un pueblo, envía a pescar, etc.

3. Lo conocido: para enseñar que El era El Señor del día de reposo, hizo mención de la historia de David, cuando tenía hambre y entró al templo con sus soldados a comerse los panes de la proposición, (Lc. 6:1-5). Esta era una historia conocida que despertó interés, por eso la escucharon con atención. Al contar una historia a un niño, este es beneficiado, quedará satisfecho y lo motivará. Al niño le fascina lo conocido pero se debe tener el cuidado de no abusar de lo que ellos quieren oír. El maestro deberá manejar la situación.

4. La participación: los alumnos participan haciendo preguntas, llevando objetos, dracmas, pan, pescados, etc.; llevando los rollos, personas necesitadas, dando respuestas, buscando aposentos, etc.; es decir, que se planifique la participación del maestro y del alumno.

5. De relación: relacionaba el tema de su enseñanza a la necesidad imperante; ejemplo, predica el arrepentimiento cuando ya no lo hacía Juan el Bautista.

6. La individualidad: cada alumno era diferente en su carácter (Pedro), su fe (Tomás), sus emociones (Juan), grado de percepción (Judas), etc. Jesús identificó cuál era el proceder de ellos y los trató adecuadamente previo conocimiento.

7. Creatividad: aprovechó actitudes, pensamientos, aglomeraciones, estados físicos de las personas (enfermos) para enseñar, usando métodos diferentes.

8. La voz: al Señor le gustaba tanto enseñar que utilizaba su voz con maestría, El habló con tono de conversación, en voz baja, otras veces con voz fuerte al tratar a los fariseos, a Pilato, al sumo sacerdote, etc. Esto es adecuar la voz, conversar o gritar cuando las circunstancias lo ameriten.

9. El tiempo: para enseñar se tomaba un tiempo determinado, dio lecciones con duración corta, Ej: Jn. 12:1-12; Mt. 22:15-22; Mr. 10:17:27, también de mediana duración como en Lc. 5:29-39; Mt. 14:22-33, y de larga duración como podemos observar en Lc. 5:17-26; Lc. 24:13-35 y Jn. 21:1-24.
De acuerdo a la edad, circunstancias (calor, frío, hambre, etc.), los niños prestarán mayor atención. Tomar el tiempo suficiente para enseñar asuntos vitales.

10. El contacto: pasaba el tiempo necesario con sus alumnos, valoró el contacto personal para orar, ministrar, enseñar, etc.

11. El discernimiento: identificó los pensamientos e intenciones del corazón, el sentido de las preguntas. Ejerció los dones guiado por el Espíritu Santo. El conocía a todos, (Jn. 2:24). Nosotros para lograrlo debemos observar atentamente al alumno, si es posible escribir en un cuaderno cómo el alumno se comporta durante el tiempo observado en clase, fuera del aula, en el templo, en el campo, etc.

12. Libertad de acción: El Señor permitía que el alumno pusiera en juego su creatividad, su capacidad de expresión, su razonamiento al presentar ideas y conclusiones. Ej: Jesús preguntó a Felipe: ¿de dónde compraremos pan para que coman estos? con la intención de conocer lo que este pensaba o había
aprendido (Jn. 6:5,6). Felipe expone sus ideas. En este acontecimiento participan todos distribuyendo los panes y los peces en el orden que quisieran, pero al final tendrían que reunir lo que había sobrado (Jn. 6: 10-13).

13. Ser positivo: Observaba las cosas buenas, elogiaba actitudes positivas. Ej: elogió al centurión y a la mujer cananea por su gran fe. Reprendía, amonestando, procederes incorrectos, etc.

14. Soluciones: Era práctico, daba respuestas concretas, solucionaba problemas abstractos con ejemplos concretos. Enseñaba sobre la vida abundante del Espíritu Santo, hablando de ríos de agua viva, en el momento en que todos tenían sed, en el último día grande de la fiesta (Jn. 7:37-39).

15. Practicar lo enseñado: Enseñó que la hija de Jairo estaba solamente dormida y lo demostró resucitándola. Los principios que se expusieron no son todos los que aplicó el Señor. Hacen falta más, pero nos dan una guía para mejorar la calidad de nuestra enseñanza y nos acercan más al modelo, al Maestro celestial.

CONCLUSIÓN
La enseñanza efectiva es la que se desarrolla con la aplicación de principios sólidos y guiados por El Espíritu Santo.